I Sueño de la noche negra: génesis
Un pájaro blanco surcó el cielo nocturno, entonces ARIEL sintió una inercia dentro suyo que lo impulsaba hacia el lado contrario al que rumbeaba y comenzó su búsqueda siguiendo la calle que lo llevaba hacia el oeste, allí donde el sol encuentra su final, eternamente...
Confundido y seguro de un destino incierto caminó decidido errantemente. Mujeres llegaron a su cabeza y la llenaron de ruido y rouge. Piernas de mujer y cuellos sensuales. Olores llevándolo más adentro a un viaje que nunca había probado: hacia dentro, hacia su propio infierno... el infierno del desierto. Una mujer de la cuál había olvidado hasta su olor y su nombre apareció una mañana antes de las lluvias de febrero, e inmediatamente recordó cómo se llamaba y como olía su piel. Y luego de acecharla logró llegar hasta su cama para luego enfermar tras una mañana de sol y caminata. Hundido en su cama lo encontró la mujer de mano pesada y lo arrancó a la verdad, su verdad, que no era más que una mentira urdida para fregar su corazón contra una lápida. No volvió a ver a la chica del fuego durante un tiempo, el tiempo que le tomó salir hasta un lugar donde encontrar su infamia. Recortó las sombras de una revista donde decía: Esto es algo que no sale de vos, esto lo escribo yo desde allá, el otro lado, by pass, por vos y para vos, mi única esperanza en tanta oscuridad, tanta muerte... Sin entender caminó largas horas hasta que se hizo de noche y esperó dormido en un banco de la estación de micros. Desde el horror llegó la chica más tierna que podía mirarlo para poner un poco de ansia en su carne: la chica de la sonrisa... en su mente que quemaba tanto como su piel. La acarició sin tiempo ni espacio durante días y noches, la llevó a los lugares más oscuros y ocultos de la ciudad del desierto, le mostró su locura y de dónde provenía: un sueño imposible por donde lo mirase. La llevó a las aventuras más surrealistas que podía montar para ella, solo porque deseaba y el ansia carcomía su alma. Le dio la noche más estrellada junto a un fuego voraz y todo su sexo bajo el manto oscuro de su alma, junto al único cauce que regaba los jardines del desierto. Las fuerzas lo rodearon y por momentos supo quienes andaban por allí acechando y esperando el momento justo para saltar sobre su mente. Y tanto caminar, tanto espanto, tanto dolor y olor a muerte lo llevaron a ver la cara más perversa de la vida. Cayó bajo los efectos del cansancio de su alma y alucinó con un Caronte motorizado llevándolos a los pies de una virgen sobre un cerro... Luego todo fue cuesta abajo en su mente y solo pudo entregarse al cansancio y el espanto. Anestesiado hasta el fin de las cuentas saldadas sintió el vacío de su ser, la invisibilidad ante su propio amor propio. Perdió ante la duda dos veces y luego alejado ya del olvido regresó a la inmolación de su ser. La chica más tierna se alejó con el horror propio de quien proviene de un lugar más espantoso que el desierto. CRUDO. Entonces llegó junto a la chica del fuego y la besó después de abandonar el aroma de su propia piel que no era otro que el de la chica más tierna. Sucumbió a sus encantos y su esencia se le metió dentro hasta la profundidad más oscura de su alma. Caminó confundido durante horas hasta llegar a esos senos de pezones sensibles y bellos. Se entregó a su locura, la locura del desierto, las piernas de mujer más sabrosas. Luego llegaron los días de tormenta y las aguas se agitaron arriba y abajo, y abajo estaba duro. Una noche ARIEL tuvo un sueño que no fue nada más que una advertencia. En su sueño él intentaba en vano atar una moto y una bicicleta a un poste mientras desde un auto lo llamaban, unos gritos y un ruido hondo: alguien caía desde un quinto piso. Luego de años alguien decidía investigar los detalles de una muerte incierta. Un viejo dueño de una hermosa casa los llevaba hasta una habitación donde todo seguía igual, allí unos manuscritos manchados de sangre decían: Los veo rodeándome, están en las paredes y el techo los siento en mi nuca, sé que vienen por mí. Forman una ronda en rededor y luego de un breve juicio el espíritu más oscuro se acerca y toma posesión de mi cuerpo y tomando mi mano más pesada toma una navaja y la clava en mi muñeca. En ese instante una guitarra cayó y el viejo ordenó que se fueran, el investigador pide llevar el manuscrito el viejo accede, nadie sabe dónde está... Ariel despierta preocupado y luego de recibir mensajes de confusión entra en pánico y decide enfrentarse a lo desconocido. Luego la chica del fuego ve ahogada su llama en tanta oscuridad y vienen días en los que las aguas suben y solo es posible atravesar los campos de agua con tractores de fuerza. Ariel entra en su estado prehipnótico donde solo sus estímulos visuales funcionan y para adentro. Recibe las miradas desde el vidrio y siente frío en su nuca, mucho y sabe que desde la ventana es observado, sé que estás ahí... una y otra vez hasta no dormir y caminar por la oscuridad del desierto. El viajero de la sal lo espera pero él nunca llega. Decide esperar a que pase la tormenta y aceptar el nuevo orden. Entonces el nuevo orden nunca llega y sufre y ríe y sale por puertas que nunca más vuelve a atravesar. La muerte le toca el hombro y ríe al son que suena junto a su oreja. Solo puede avanzar o estancarse en la búsqueda de la chica del fuego... luego la reencarnación, la luz y la sombra en justo orden, el pasado de las fuerzas, la locura maniatada, la mente más poderosa fielmente controlada. Pero desconfía y sabe que está atado, fregado y solo . Pero de todo esto ha pasado tiempo y ahora Ariel camina hacia el oeste en su búsqueda, sabe que debe encontrar a un tal Eduardo un chico con fuego en su cabeza que vive del lado oscuro de la ciudad, allí donde las almas se olvidan de sus pasos y sus días en este plano...
Un pájaro blanco surcó el cielo nocturno, entonces ARIEL sintió una inercia dentro suyo que lo impulsaba hacia el lado contrario al que rumbeaba y comenzó su búsqueda siguiendo la calle que lo llevaba hacia el oeste, allí donde el sol encuentra su final, eternamente...
Confundido y seguro de un destino incierto caminó decidido errantemente. Mujeres llegaron a su cabeza y la llenaron de ruido y rouge. Piernas de mujer y cuellos sensuales. Olores llevándolo más adentro a un viaje que nunca había probado: hacia dentro, hacia su propio infierno... el infierno del desierto. Una mujer de la cuál había olvidado hasta su olor y su nombre apareció una mañana antes de las lluvias de febrero, e inmediatamente recordó cómo se llamaba y como olía su piel. Y luego de acecharla logró llegar hasta su cama para luego enfermar tras una mañana de sol y caminata. Hundido en su cama lo encontró la mujer de mano pesada y lo arrancó a la verdad, su verdad, que no era más que una mentira urdida para fregar su corazón contra una lápida. No volvió a ver a la chica del fuego durante un tiempo, el tiempo que le tomó salir hasta un lugar donde encontrar su infamia. Recortó las sombras de una revista donde decía: Esto es algo que no sale de vos, esto lo escribo yo desde allá, el otro lado, by pass, por vos y para vos, mi única esperanza en tanta oscuridad, tanta muerte... Sin entender caminó largas horas hasta que se hizo de noche y esperó dormido en un banco de la estación de micros. Desde el horror llegó la chica más tierna que podía mirarlo para poner un poco de ansia en su carne: la chica de la sonrisa... en su mente que quemaba tanto como su piel. La acarició sin tiempo ni espacio durante días y noches, la llevó a los lugares más oscuros y ocultos de la ciudad del desierto, le mostró su locura y de dónde provenía: un sueño imposible por donde lo mirase. La llevó a las aventuras más surrealistas que podía montar para ella, solo porque deseaba y el ansia carcomía su alma. Le dio la noche más estrellada junto a un fuego voraz y todo su sexo bajo el manto oscuro de su alma, junto al único cauce que regaba los jardines del desierto. Las fuerzas lo rodearon y por momentos supo quienes andaban por allí acechando y esperando el momento justo para saltar sobre su mente. Y tanto caminar, tanto espanto, tanto dolor y olor a muerte lo llevaron a ver la cara más perversa de la vida. Cayó bajo los efectos del cansancio de su alma y alucinó con un Caronte motorizado llevándolos a los pies de una virgen sobre un cerro... Luego todo fue cuesta abajo en su mente y solo pudo entregarse al cansancio y el espanto. Anestesiado hasta el fin de las cuentas saldadas sintió el vacío de su ser, la invisibilidad ante su propio amor propio. Perdió ante la duda dos veces y luego alejado ya del olvido regresó a la inmolación de su ser. La chica más tierna se alejó con el horror propio de quien proviene de un lugar más espantoso que el desierto. CRUDO. Entonces llegó junto a la chica del fuego y la besó después de abandonar el aroma de su propia piel que no era otro que el de la chica más tierna. Sucumbió a sus encantos y su esencia se le metió dentro hasta la profundidad más oscura de su alma. Caminó confundido durante horas hasta llegar a esos senos de pezones sensibles y bellos. Se entregó a su locura, la locura del desierto, las piernas de mujer más sabrosas. Luego llegaron los días de tormenta y las aguas se agitaron arriba y abajo, y abajo estaba duro. Una noche ARIEL tuvo un sueño que no fue nada más que una advertencia. En su sueño él intentaba en vano atar una moto y una bicicleta a un poste mientras desde un auto lo llamaban, unos gritos y un ruido hondo: alguien caía desde un quinto piso. Luego de años alguien decidía investigar los detalles de una muerte incierta. Un viejo dueño de una hermosa casa los llevaba hasta una habitación donde todo seguía igual, allí unos manuscritos manchados de sangre decían: Los veo rodeándome, están en las paredes y el techo los siento en mi nuca, sé que vienen por mí. Forman una ronda en rededor y luego de un breve juicio el espíritu más oscuro se acerca y toma posesión de mi cuerpo y tomando mi mano más pesada toma una navaja y la clava en mi muñeca. En ese instante una guitarra cayó y el viejo ordenó que se fueran, el investigador pide llevar el manuscrito el viejo accede, nadie sabe dónde está... Ariel despierta preocupado y luego de recibir mensajes de confusión entra en pánico y decide enfrentarse a lo desconocido. Luego la chica del fuego ve ahogada su llama en tanta oscuridad y vienen días en los que las aguas suben y solo es posible atravesar los campos de agua con tractores de fuerza. Ariel entra en su estado prehipnótico donde solo sus estímulos visuales funcionan y para adentro. Recibe las miradas desde el vidrio y siente frío en su nuca, mucho y sabe que desde la ventana es observado, sé que estás ahí... una y otra vez hasta no dormir y caminar por la oscuridad del desierto. El viajero de la sal lo espera pero él nunca llega. Decide esperar a que pase la tormenta y aceptar el nuevo orden. Entonces el nuevo orden nunca llega y sufre y ríe y sale por puertas que nunca más vuelve a atravesar. La muerte le toca el hombro y ríe al son que suena junto a su oreja. Solo puede avanzar o estancarse en la búsqueda de la chica del fuego... luego la reencarnación, la luz y la sombra en justo orden, el pasado de las fuerzas, la locura maniatada, la mente más poderosa fielmente controlada. Pero desconfía y sabe que está atado, fregado y solo . Pero de todo esto ha pasado tiempo y ahora Ariel camina hacia el oeste en su búsqueda, sabe que debe encontrar a un tal Eduardo un chico con fuego en su cabeza que vive del lado oscuro de la ciudad, allí donde las almas se olvidan de sus pasos y sus días en este plano...
3 comentarios:
bueno he aqui el surrealista comienzo de Desert song... mas capitulos en breve.
y donde aparece el que se corta la mano? como se llamaba?
Ariel el chico con nombre de jabón! bombon pero cuanta lisergia!
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